La muestra incluye 300 objetos representativos como carátulas, carteles y fotos, algunas inéditas
El Museu d'Història de Catalunya abre hoy una exposición sobre el movimiento musical catalán
A estas alturas, recién cumplido su 50º aniversario, no debería ser necesario evaluar la importancia de la Cançó. Mal andaríamos. Pero sí reivindicar el trabajo de artistas gráficos y de fotoperiodistas que con sus magníficas portadas o sus testimoniales imágenes potenciaron e inmortalizaron un movimiento que puso música a la voz de un pueblo. Sus sueños, consignas y gritos de libertad se convirtieron en canciones. «Y los fotógrafos utilizaron la Nova Cançó también como arma política», recuerda Pilar Aymerich, el alma de la exposición La Nova Cançó. La veu d'un poble, que esta tarde se inaugura en el Museu d'Història de Catalunya.
EN LOS 60, EL BURRO CATALÁN TIRABA DEL CARRO DE SERRAT El fotógrafo y entonces también músico Josep Puvill inmortalizó el traslado del piano que el cantante necesitaba para ensayar con Ricard Miralles en su casa de Cala d'Or. Los medios eran precarios, sí. FRANCESC FÀBREGAS

La muestra, que permanecerá abierta hasta el próximo 31 de octubre, incluye más de 300 objetos representativos. Hay carátulas de discos que cambiaron la estética y los mensajes hasta entonces utilizados, como esa foto que Oriol Maspons le hizo a Raimon en el Poble Nou e ilustró el mítico epé que incluía Al vent. Hay carteles originales de conciertos como los que anunciaban los primeros recitales de unos jovencísimos Pi de la Serra y, de nuevo, Raimon. Hay curiosos contratos de grabaciones discográficas y de actuaciones, así como certificados de la censura franquista: sobre la letra de L'estaca hay un taxativo «No»... Y sobre todo hay muchas y valiosísimas fotografías. Instantáneas que no solo muestran el momento histórico y sus protagonistas, sino también la evolución de los conceptos artísticos.
Algunas documentan incluso una realidad ya pretérita y permiten ver a tótems en situaciones poco conocidas. Las tienen ubicadas en el apartado de inéditas. Y un primer ejemplo es la de Serrat al lado de un carro tirado por un burro cargando un piano para poder ensayar con Ricard Miralles en la casa que el cantautor tenía en Cala d'Or (Mallorca). Corría el año 1969. «Le costó encontrar el instrumento y finalmente el propietario de un bar se lo dejó. Esta foto la tenía guardada en mi archivo personal. Parecía que no interesaba. Pero cuando me hablaron de la filosofía de esta exposición se me ocurrió recuperarla», relata el autor de la imagen, Josep Puvill. «Soy reacio a exhibir fotos que puedan comprometer al artista. Siempre les pido permiso antes». ¿Para esta también? «No, no. No hacía falta».
ELS 4 GATS / Puvill fue uno de los primeros fotógrafos de la Cançó (es tan modesto que descarta el término de pionero). «Recuerdo lo mucho que sorprendió este movimiento y cómo muchos no acababan de entenderlo. Yo, en realidad, me metí por error. Me integré a la Cançó como batería del primer grupo de rock catalán, Els 4 Gats, con Pi de la Serra. Y como era aficionado a las fotografía y vi que no tenía demasiado futuro con las baquetas... Hice fotos por afinidad con los artistas de sus primeros recitales. O de su debuts en las salas, como ese de Raimon en el Palau que se transformó en portada. Luego el fotoperiodismo fue adquiriendo importancia y Oriol Maspons, Colita y demás se encargaron de seguir al movimiento».
La exposición incluye material de estos clásicos de la fotografía contemporánea como también son Xavier Miserach, Toni Catany, Leopoldo Pomés, Pilar Aymerich y Guitart, entre otros. Artistas capaces de captar unas señales de identidad, vanguardia y glamur desconocidos hasta entonces en el mundo discográfico y que colocarían al disco catalán en el gran aparador europeo.
Otra foto inédita digna de mención: La firma Pilar Aymerich y también está tomada en el año 1969. Ovidi Montllor aparece entre un policía y un barrendero en el barrio Gòtic. «Montesrrat Roig ganó un concurso de jóvenes escritores e hizo su primer reportaje periodístico en la revista Serra d'Or. Esta foto sirvió para ilustrar este artículo que tituló Altres veus, en altres àmbits y que trataba el caso de tres creadores y sus dificultades para componer y comunicarse en pleno franquismo», ilustra Aymerich.
Juan Miguel Morales (la idea de montar esta muestra fue suya y muchos cantautores le reclaman como fotógrafo de cabecera) se para delante de la carátula del disco de Llach Ara i aquí (1970) para aclarar: «Aquí nació la leyenda de L'estaca. A Llach le prohibieron cantarla y en este recital grabado en directo él lo explica, Francesc Burrull la toca al piano y es el público quien la canta». Luego se detiene en una gran sala que Aymerich bautiza como «el bosque»: 26 retratos de los artistas y fotógrafos de la época desde 1969 hasta entrada la década de los 70. «La efervescencia de la Cançó», subraya Aymerich. El recorrido cronológico no se olvida de cuando los cantantes regresan del exilio. De momentos gloriosos como el recital de Llach en el Liceu. Y tiene un final abierto: la huella de la Cançó sigue viva en muchos artistas de distintos géneros que han cogido el relevo.