Queridos amigos, féminas queridas, quiero mostrarles y darles la bienvenida a este castell que gnerosamente nos ha cedido el valeroso caballero andante, rodante y volante al que sirvo y que los siglos conocerán como El señor de Camprodón, sean sus gestas justamente alabadas. Benito con la excavadora arrancando hierbajos y limpiando cascotes y guijarros y yo con el dúmper trayendo y llevando tochos, Benito con la brocha encalando las paredes, yo colocando unas placas de aluminio en lo alto de la torre principal para que relumbre como el sol y se perciba desde el último rincón del horizonte, Benito con el alicatado y yo con las lámparas, estamos a punto de terminar la reconstrucción de este castell, nuevo moderno y confortable donde todas las féminas de este foro, que son mayoría apabullante, serán debidamente agasajadas. Ahora nos faltan los detalles, los muebles, por ejemplo. Mi señor de Camprodón, debido a la Orden de Caballería que profesa, está obligado a llevar una vida sobria con un triste camastro, sillas de madera desnuda y todos los aderezos o mejor dicho no aderezos que su natureleza esforzada le exige. Así pues, si él no puede ni debe disfrutar de todo lo que gana en sus idas y venidas a las Américas, justo es que nos permita disfrutarlo a nosotros y podamos poner aquí unos muebles cómodos y elegantes, alfombras y cortinas, todo a tono con el nombre y blasón que jalonan este castell. Nos falta por supuesto la colaboración de nuestras queridas féminas que pondrán el toque femenino a la decoración.
Saludos.
Manolo.