Eran las 20h. aprox. Y la cola de gente en el teatro romano de Mérida ya abarcaba casi toda la manzana, abanicos, botellas de agua e impaciencia acompañaban los 36º de una tarde de Septiembre, que se prevé el relevo de un tormentoso y revuelto Agosto…
La apertura de puertas se anunciaba en las entradas para las 20h, con lo que la gente empezaba a estar algo desesperada sobre las 21h.
Una Sra. Que no hacia mas que acercarse a la puerta (decía que conocía a un vigilante que era el vecino de la tía de la novia de su hijo…) nos tenia constantemente informados de la situación: “dicen que están ensayando todavía, de modo que hasta las 21:30h no abrirán”, por otro lado se oía: “si lo se me traigo el chaleco del SES y nos ponemos delante”
A su vez el mobiliario urbano amenizaba la espera, de modo que los bordillos de las aceras eran cómodos chaise – long y las farolas amplias esquinas donde apoyarse y abrazarse si era preciso. “me he enterado, decía otra, que Serrat después del concierto da un cóctel y podremos fotografiarnos con el. ¡Tenemos que enterarnos de donde es!”
Empezamos a avanzar y adentrarnos en el teatro, sobre las 21:30h, las localidades son sin numerar, por lo que había que apresurarse si querías un buen sitio, aunque el encanto del lugar es tal, que opino que desde cualquier punto de las gradas se aprecia un bonito espectáculo con una perfecta acústica.
Una vez en nuestros asientos, la majestuosidad del Teatro es tal que la espera hasta que empiece el concierto, la pasas mirando a tu alrededor, en ese momento estas sentado sobre piedras bimilenarias cargadas de historia.
Es un inmenso lujo poder disfrutar de tal escenario. Lejos de la frialdad de un pabellón o un teatro de nueva construcción aquí se respira historia en cada adoquín. Ver como poco a poco se iban llenando las gradas es espectacular, los imponentes 17m de las columnas del escenario te mantienen embobado y no puedes evitar pensar si Marco Vipsiano Agripa, se sentaría allí a tu lado, a ver a Serrat...
¡Seguro que si!..
Seguro que a día de hoy le gustarían los poemas del nano, aunque seguramente no se sentaría a nuestro lado y utilizaría la multitud de asientos reservados que tenían en primerísima fila centrada, las diferentes personalidades de la Junta de Extremadura en pleno…
22:15h: “Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida”
Las 3000 almas que abarrotaban el recinto nos pusimos en pie y aplaudimos los primeros versos del poeta que nos tuvo en un constante deleite hasta las 0:00h con su dulce y sensible voz.
Desde los versos de la infancia y la amistad “Del ay al ay por el ay” y “Dale que dale” hasta las poesías de la guerra, la cárcel y la muerte “El rayo que no cesa”, “El mundo de los demás”, el éxtasis vino con “Para la libertad”, recompensándonos al grito de: otra! Otra! Otra! interpretando de nuevo “Dale que dale”…
Ha sido una de las experiencias mas bonitas que he vivido y ya estoy deseando que cumpla la palabra que nos dio a los allí presentes.
“Pronto, muy pronto volveremos a vernos para presentaros una nueva gira de grandes éxitos”…
Así sea Joan Manel. ¡Hasta pronto!





